Con alerta por calor ¿Qué es lo más recomendable? Protegerse de las horas de calor más intenso y buscar sitios frescos y esto y mucho más fue lo que nos encontramos en la pasada excursión de Amigos del Románico. Nada mejor que un templo fresquito y la buena compañía de un magnifico grupo junto con las interesantísimas explicaciones de nuestra guía en esta ocasión la Prof Ana Ulargui. Esta vez nuestro destino fue la cercana Navarra donde descubrimos en el mismo día 4 templos con distintas funcionalidades originales: un señorío, una encomienda templaria, una parroquia y por último un monasterio.
Para poder llegar a todas ellas hubo que madrugar un poco pero se lleva mejor con la parada de rigor a reponer fuerzas con un sabroso café y algo más (dulce o salado) en la vía de servicio de Los Arcos donde se unieron a nosotros nuestro lujo de guía y cuatro miembros de los Amigos Navarros que nos animaron también con su presencia y su amabilidad. Con las pilas cargadas y dispuestos a disfrutar del día nuestra primera parada fue el Señorío de Learza que nos recibe con un San Andrés al que como no, está dedicada la iglesia y el retablo de la misma. El conjunto conserva la casa de labriegos, las cuadras, la casa señorial y un poquito por encima de todas ellas como no podía ser de otra manera, la iglesia que destaca desde el exterior por su altura sustentada por unos gruesos contrafuertes. El atrio posterior de estilo neoclásico nos da entrada a un templo donde descubrimos las altas bóvedas que ya sospechábamos desde el exterior con arcos apuntados símbolo de un románico tardío. La reciente reforma eliminó el coro interior del que queda algún vestigio. Para encontrar la portada original tenemos que irnos a la puerta del lado norte, es allí donde aparece el misterio que como dice Ana siempre encierra el arte románico: ¿qué hace allí encajonada entre los contrafuertes? Sin más que conjeturas hasta el momento, puede ser que se deba a que la movieron cuando realizaron el atrio neoclásico y la puerta acorde al mismo.
Aunque aprieta el calor salimos hacia Aberin, núcleo de la encomienda templaria que se desarrolla con la herencia derivada de la muerte de Alfonso I El Batallador y su legado a las ordenes militares que tantos quebraderos de cabeza dio a sus sucesores. El pueblo conserva los tres niveles de terrazas incluso con restos de la muralla original y de alguno de sus torreones incorporados en las casas actuales. “Armados” con el espíritu templario subimos la cuesta que nos lleva hasta la iglesia de San Juan. Esta pertenecía a un conjunto más grande de dependencias tal y como atestigua la escalera que hay en la cabecera del templo. Ésta hacia arriba nos llevaría hacia dichas dependencias y hacia abajo se sospecha que podía hacerlo hacia una cripta que hoy en día se encuentra sin excavar y que podría haber albergado un resto del lignum crucis. Los avances arquitectónicos de estas ultimas etapas del románico nos dejan ver unos óculos en la parte lateral del templo que volveremos a ver más adelante.
Ya próximos al mediodía, con el hambre apareciendo, pero recargando pilas con el aire acondicionado del autobús hacemos una última parada en Monjardín, donde la iglesia parroquial nos ofrece de nuevo la austeridad y frescor típicas del estilo y nos sorprende con la cruz de plata más antigua de Navarra, un cristo de cuatro clavos y unas facciones sufrientes más propias del gótico por uno de sus lados y por el otro un agnus dei. Magnifica pieza de orfebrería, de las que te dejan sin palabras. No podía faltar la leyenda sobre el descubrimiento de la cruz con un carnero y un pastor de por medio y que invitamos a que la cuenten los habitantes del pueblo para no perder la tradición de las mismas que tan enriquecedoras las hace. La portada muestra unas finas arquivoltas con motivos de hojas en su interior y uno de los capiteles deja intuir la lucha entre Roldán y el gigante Ferragut.
A todo esto como suele pasar , se nos ha pasado volando la mañana y nuestro Luis nos recuerda que tenemos reservado restaurante en Estella, así que allí nos dirigimos, por suerte nuestro autobús encuentra aparcamiento en la estación de autobuses así que un corto paseo nos lleva a la plaza de los fueros, apenas unos minutos para refrescarnos y a comer, grato momento para hacer grupo y comentar las maravillas de la mañana.
Comida y servicio estupendos, y ya mientras nos sirven el café, Luis realiza el sorteo de libros y ya con una vez repuestas fuerzas , partimos hacia el Monasterio de Irache recién reformado. El templo del mismo mantiene el vigor de los tres anteriores, el original de planta rectangular, las tres naves del que le siguieron románico y una ampliación posterior con elementos góticos como la bóveda de crucería de sus naves. Son múltiples los detalles del mismo y sólo por ello merece una visita así que no desvelaremos todos ellos. Simplemente destacar los óculos que envuelven el ábside y que ya habíamos adelantado en Aberin. Y ya en el exterior la decoración de canecillos y ménsulas dan para mucho como podemos ver, desde un monje saciándose de vino a diversos animales.
Nosotros también terminamos “saciados” en parte de románico con esta ultima parada y nos despedimos de nuestros grandes amigos navarros destacando por supuesto nuestra excepcional guía cuya pasión por el arte solo es superada por su conocimiento del mismo. Rumbo a Zaragoza a final de tarde donde llegamos contando los días para volver a reunirnos y disfrutar de nuevo de una estupenda jornada.
Merijo Martínez Blázquez