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La pila bautismal de Robladillo de Ucieza (Palencia): Intento de concordia

Lunes, 16 de julio de 2012

 

 Apenas a 8 kms. de Carrión de los Condes, en el término municipal de Valde-Ucieza existen dos pilas bautismales de un románico tardío con una iconografía rústica pero muy expresiva. Son las de las localidades de Miñanes y Robladillo de Ucieza. Vamos a estudiar esta segunda.

Hemos encontrado grandes divergencias entre lo descrito por la Enciclopedia del Románico (Palencia) y la gran especialista en pilas Dña.Garbiñe Bilbao López (1),  y tras un detenido examen fotográfico aspiramos a haber encontrado un punto intermedio,  con algunas evidencias. Si estoy equivocado, tampoco influiré con mi opinión en este ignoto rincón de AdR y si aporto algo nuevo, encantado del tiempo empleado para su conocimiento.

Voy a presentar primero un breve resumen de lo que dice la Enciclopedia, subrayando aquellos puntos que no parecen coincidir, y lo mismo haré luego con la descripción de la profesora Bilbao, para finalizar con las conclusiones de este atrevido aficionado, apoyado en las fotos. Este fue el procedimiento que utilicé en 2010 para analizar la pila de Rebanal  de las Llantas que aparece en esta misma pestaña.

Lo que dice la Enciclopedia

La primera mención a la iglesia aparece en un documento de 1208. Parece que había dos iglesias: San Julián (hoy perdida) y la actual de San Saturnino.

Se trata de una pila tardorománica, del siglo XIII. Tiene 102 cm.de diámetro y 70 de altura. Las escenas representadas están enmarcadas por dos cenefas con decoración vegetal. El borde superior está recorrido por una moldura sogueada, similar a la cercana de Miñanes, con la que tiene paralelismo.

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Aparecen tres soldados vestidos con cota de mallas, dos de ellos en actitud de lucha, golpeándose en los rostros con los puños y sosteniendo en sus manos sendos yelmos, y tras ellos, otro en posición encorvada.

Lo sigue un sagitario centauro exageradamente alargado y sobre él un motivo ornamental formado por una flor hexapétala inscrita en un círculo.

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Después aparece una sirena de doble cola y un personaje masculino desnudo, especie de contorsionista que levanta una pierna mostrando unos desproporcionados genitales.

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Centauros y sirenas aparecen íntimamente ligados en los repertorios ornamentales tardorrománicos. Son seres híbridos en los que conviven naturaleza humana y animal. La actitud obscena del hombre desnudo en esta composición hace pensar en un carácter negativo.

Las dos últimas escenas guardan cierta relación entre sí. Aparecen primero dos personajes barbados afrontados, uno con vestido eclesiástico y caperuza y el otro con una especie de saco a la espalda repleto de cadenas.

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 Aparece después un clérigo que porta un báculo en su mano izquierda mientras con la otra sujeta el brazo de un soldado ataviado con cota de malla y prendido con grilletes.

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Ambas escenas parece que hacen referencia al rescate de prisioneros, episodio relacionado con la intermediación de santos. Tal es el caso de Santo Domingo de Silos, a quien se le atribuyen varios casos de liberación de cautivos, figurando tal acción representada en el famoso monasterio.

Aunque es difícil afirmar que contenga un programa iconográfico concreto, se deduce de sus escenas un mensaje cristiano moralizante, relacionado con el poder salvador del Bautismo. De esta forma, mediante la acción renovadora del Sacramento, se ve libre de violencia y lujuria.

Su formato recuerda a la del cercano Miñanes. Ambas denotan poca pericia del cantero o taller popular del siglo XIII. Destaca su particular forma de trabajar las cotas de mallas a base de pequeñas incisiones diagonales.

Lo que dice la Dra. Garbiñe Bilbao

La copa luce guirnalda vegetal sencilla bajo la cual se representan :  una sirena de doble cola, centauro sagitario que dispara contra ella, figura masculina desnuda en equilibrio inestable y una libérrima escena del Descenso de Cristo a los Infiernos. En el antro infernal aparecen tres diablos, Satanás encadenado y sujetando a un obispo condenado y Cristo indicando a Adán la salida del Limbo.

En la pila de Robladillo de Ucieza el centauro forma pareja con una  sirena. El centauro simboliza las pasiones salvajes y los excesos, la fuerza bruta y la venganza. Representa a la lujuria y las tentaciones que arrastran al cristiano. La mayoría de los centauros en el románico son sagitarios, es decir, que tienen además de las cuatro patas, dos brazos que les permite usar el arco. A pesar de su carácter maléfico, en esta escena está disparando a la lujuriosa sirena.

La sirena, de larga melena, busto prominente y doble cola de pez separada, muestra la incisión de su sexo. Representa la tentación lujuriosa  como metáfora de la atracción sexual, con origen en la Iliada de Homero, que fascina con su canto a los navegantes para luego destruirlos. Ulises tiene que hacerse amarrar para evitar caer en la tentación. La sirena-pez de doble cola es una derivación de otra más primitiva que tenía cuerpo de ave. Su ubicación en la pila entre el centauro y un hombre mostrando sus ostensibles genitales denotan su significado pecaminoso. En Robladillo se conjugaron sabiamente el antiquísimo sentido necrófilo de la sirena y la idea de condenación eterna de que se hizo portadora para el cristianismo. El resto de la pila se complementa con un episodio infernal.

La posible inspiración de la escena del descenso de Cristo a los infiernos tras su muerte la encontramos en la famosa pila de Calahorra de Boedo.

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Comienza la representación con tres figuras que no admiten el calificativo de humanas, dadas sus deformidades tan acentuadas; con la piel completamente cubierta  por pústulas o escamas, avanzan precipitadamente en diferentes direcciones y ajenos al espectador. Junto a ellas aparece un obispo con los atributos episcopales y dando la mano a otro personaje de similar aspecto humanoide. Este último, en una pose cargada de procacidad, separa sus piernas encadenadas y simula tocar sus genitales. Hasta aquí llega lo que podría considerarse el escenario infernal, con las cuatro figuras monstruosas como representación de los demonios y el obispo en calidad de condenado. Sin solución de continuidad se dispone la siguiente figura, un hombre joven con el rostro barbado y que representa a Cristo. Viste túnica corta y porta sobre su cabeza una estrecha diadema rayada que ha sido identificada como la corona de espinas. Como detalle novedoso, aparece sujetando una bandera mientras extiende su brazo libre para mostrar la imaginaria salida del Limbo al personaje que tiene delante. Esta última figura se cubre con manto y luce una larga barba, lo que unido a lo encorvado de su cuerpo indica que se trata de un hombre de avanzada edad, seguramente Adán.

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Parece que para distinguir los diablos (retorcidos y deformes) de su jefe, se le ha puesto a Satán en pié aunque amarrado con cadenas. La condena al obispo es evidente. Para acentuar el carácter tétrico del ambiente infernal, todavía se puede diferenciar una cabeza humana que rueda por los suelos. Cristo portando la bandera en esta pila parece resaltar su carácter de caudillo medieval dispuesto a plantar su bandera en la plaza conquistada.

Incidiendo en la condena del obispo, que aparece también en un episodio de la pila de Guardo, la escena se ubica en el interior del cubículo infernal y detalla la condena de un obispo caracterizado con los atributos episcopales. Por la escena corretean varios diablos, uno de los cuales sujeta al obispo por la mano. Este diablo, desnudo, se lleva la mano libre al bajo vientre mientras entre sus piernas, exageradamente separadas, se conserva el rastro de los órganos genitales, quizás modernamente amputados. Esta actitud, descaradamente lasciva, invita a pensar que el obispo que le acompaña debe su condena a una conducta liviana y concupiscente. Incidiendo en el mismo aspecto, este cuadro infernal se halla escoltado por el cuerpo desnudo de un varón itifálico, que realiza inverosímiles torsiones acrobáticas, y por una exuberante sirena que también exhibe su busto y su sexo.

En resumen, una vez más se trata de mostrar la victoria del cristiano sobre el pecado mediante el sacramento del Bautismo.

Y, finalmente, la opinión del escribiente

Es muy posible que la pila de Calahorra de Boedo haya inspirado la escena de Cristo triunfante. Pero en Robladillo, Cristo no lleva una bandera, sino un canasto lleno de cadenas; las que ha quitado a Adan, Noé, etc.etc.

Me inclino más a pensar que los supuestos soldados con cota de malla sean realmente diablos como los describe Garbiñe y el tosco artista ha querido reflejar unos cuerpos escamosos  o peludos y deformes.  Además, hay un dato definitivo :  los tres diablos tienen cola, y eso no es de soldados, sino de diablos.

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Un ejemplo de diablos con escamas y pelos lo tenemos en el beato de San Andrés de Arroyo.

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Y en Vallespinoso el diablo tiene  placas o pelos como en esta pila. 

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 La relación de cotas de malla con prisioneros que se liberan de sus cadenas, tiene poco sentido en una pila bautismal, donde lo más habitual es ver escenas de liberación del pecado (es la finalidad del Sacramento)  y en Calahorra las cotas de malla las llevan sólo los soldados dormidos que custodian el sepulcro vacío. El diablo tiene el cuerpo cubierto de pelos.

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Según mi parecer, el grupo de tres diablos retorcidos de Robladillo se disputan dos almas, una de ellas tiene claramente una cara humana, tal como ha visto Garbiñe, aunque no están rodando por los suelos, sino sujetas por los diablos.

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En Santillana aparecen unas almas en manos de diablos, en forma de racimo, desordenadas, mientras las almas salvadas estás ordenadas en el Paraiso en baldas por un ángel al otro lado.

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Siguiendo con la escena infernal, creo que no estoy de acuerdo ni con la interpretación de Garbiñe de la condena del Obispo (seguramente influenciada por su lectura de la pila de Guardo) ni con la  versión de la Enciclopedia, una vez que descartamos los soldados. A mi entender, en el contexto de la función redentora del sacramento que se quiere representar, se muestra a un Obispo en postura triunfante que sujeta a  Satanás, ahora encadenado por el poder de la Fé cristiana. Veamos: el obispo sujeta la mano al diablo y no al revés, como se verá al tener su mano por detrás de la del diablo.

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 Además, si se quiere mostrar a un obispo condenado, no se le esculpe con esa majestad con que aparece triunfante mientras su “vencedor” se muestra encadenado,  y tercero, se quiere reflejar a Satanás luchando por quitarse las cadenas,

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 cadenas que precisamente lleva Cristo en un cesto en la figura a su izquierda, las que ha liberado a los justos.

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No es imaginable la visita de un Obispo para bautizar en Robladillo, donde se topara con una explícita condena a otro Obispo sin ninguna mención a su pecado-al menos en Guardo lo tiene- y donde Cristo sacando a los Justos del limbo, compartiría “plano” con un obispo condenado. Ya nos explican los expertos que lo más fácil suele ser lo más probable. Aquí es más fácil pensar en positivo –los buenos ganan a los malos- que en castigos a obispos y prisioneros liberados.

Si tenemos en cuenta que en la época medieval solamente era el Obispo quien estaba autorizado a aplicar el Bautismo, tiene su explicación su presencia en la pila, aquí acompañando a Cristo : Este libera a los justos, Adán entre ellos, (probablemente Garbiñe lo identifica bien, aunque en Calahorra Adán sea una criatura desnuda asexuada, un alma) y el Obispo sujeta al Diablo encadenado. Además de esto, la propia Garbiñe dice en su trabajo que incluso cuando se delegó el poder bautismal en los párrocos “el obispo mantuvo la costumbre de bautizar personalmente a dos o tres niños durante el Sábado Santo…Precisamente el Descenso a los Infiernos de Cristo se produce justo antes de su Resurrección en la madrugada del Domingo. Es decir, que ambos elementos tienen conexión.

A diferencia de Calahorra donde Adán aparece como un alma desnuda (hay quien opina que es Eva), en Robladillo se le ha representado como una imagen de ancianidad y exotismo, al que Cristo indica la salida del infierno.

De la representación del sagitario y la sirena no hay nada que discutir : coincidimos en que representan al pecado, especialmente la sirena (no hay más que ver -como ocurre en Rebanal de las Llantas-  el interés del cura para que no veamos el sexo de la sirena poniendo la pila en el ángulo más difícil de ver).

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En este caso concreto, pudiera atribuirse un carácter más positivo al centauro, puesto que dispara a la sirena, pero queda descartado si observamos que luce la misma piel escamosa o peluda que sus vecinos diabólicos. Por otro lado, para reafirmar el carácter perverso de la sirena, se transforma la guirnalda que orla la parte superior, para esculpir una posible serpiente sobre ella y varios rosetones entre ella y el contorsionista. Tampoco hay duda del significado condenatorio del contorsionista por su sexualidad, como la de la sirena.  Este contorsionista hace recordar que a menudo sus ejercicios se hacían desnudos, razón por la que eran muy criticados por la Iglesia.

 Por supuesto, la lectura final coincide en el mensaje salvífico del Sacramento del Bautismo, como publican los citados grandes especialistas.

Como en el caso de Rebanal, propongo abrir un hilo en el foro de AdR para debatir sobre esta lectura.

NOTA. Recomendamos ropa de trabajo y  tirarse al suelo para hacer buenas fotos. El articulista tuvo que apoyarse literalmente en unas calaveras apiladas junto al muro, como se ve en una foto. Parecía un añadido al mensaje de la pila, mientras un perrillo se le interponía. No parecía Satanás, pobrecillo.

(1)La ficha de la Enciclopedia está firmada por PLH y el libro de la profesora Garbiñe Bilbao López se titula “Iconografía de las pilas bautismales del románico castellano: Burgos y Palencia”(1996)

Por Fernando Garcia Gil

 

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