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Reseña sobre dos libros centrado en el románico de Ujué

Viernes, 03 de febrero de 2012

 

El primero de ellos es Santa María de Ujué, en él varios historiadores del arte, arqueólogos y técnicos  restauradores han plasmado los resultados de sus estudios sobre esta magnifica iglesia-fortaleza, de arquitectura emblemática en Navarra que guarda en sus muros restos de construcciones románicas y, sobre todo, góticas. Una obra de profesionales de diferentes disciplinas, dirigida a profesionales y a aficionados muy introducidos en el mundo del Arte, Historia y la restauración.

El primer artículo “Castillo, templo y santuario”, llevado a cabo por José Javier Uranga, desde el punto de vista geográfico, humanístico, histórico, sitúa a Ujué en tiempo y espacio, desde la ocupación romana hasta las construcciones llevadas a cabo por Sancho Ramírez (cabecera románica del templo) y –sobre todo- por Carlos II, el Malo; sus continuos abandonos, decadencias  y varias  restauraciones, que no han cesado en la historia, hasta la última finalizada  hace unos meses.

El hecho de que Carlos II ordenara que al morir su corazón fuera depositado en este templo mariano demuestra su devoción a la Virgen de Ujué, la cual gozaba de un gran fervor popular desde tiempos y lugares muy remotos. José Javier Uranga describe geográficamente el sitio de Ujué y su importancia estratégica -por su ubicación como vigía y refugio- que le ha dado protagonismo a lo largo los diferentes hechos históricos y cuya población nació entorno al castillo-santuario, y en el que varios reyes, a lo largo de la historia, han dejado constancia de su paso, otorgando  fueros y prebendas  como fue el proyecto de dotarla de centro universitario “El Colegio” del que quedan restos constructivos.

El segundo artículo, titulado "Intervención arqueológica", es obra de Mercedes Unzu Urmeneta, José Antonio Faro Carballa, y María García-Barberena, y resulta un estudio pormenorizado de las excavaciones llevadas a cabo en esta campaña 2001-2010 cuyo objetivo es evaluar el potencial arqueológico y excavar puntualmente lugares en los que los trabajos de restauración podían modificar el sub-suelo.

Un desglose de todas y cada una de las partes excavadas con auténtico detalle en sus explicaciones y un gran apoyo gráfico de todos las fases realizadas (exterior y muros perimetrales, salas bajo cubiertas, el corredor de Santa Ana, sacristía, cripta, casa parroquial, espacios sepulcrales…) y los hallazgos de tumbas “ocupadas”, monedas y restos de anteriores construcciones y rectificaciones estructurales. Para concluir con una hipótesis a cerca de las dataciones de la supuesta iglesia prerrománica; las posibles intervenciones constructivas del templo románico de Sancho III, apoyadas, por comparación con las realizadas por el monarca en San Salvador de Leire y la apuesta por el total soterramiento de este templo bajo la edificación mandada levantar por Sancho Ramírez; sucesivas remodelaciones, pero la de mayor relevancia la llevada a cabo por Carlos II el Malo (Evreux 1332-1387).

En el tercer apartado, Javier Martínez de Aguirre, bajo el título "Arquitectura medieval", dedica su estudio, sobretodo, a la tercera fase constructiva del templo, consistente en dotarlo de una cabecera monumental al estilo del momento: Románico Pleno y por orden de Sancho Ramírez como agradecimiento al reconocimiento que los ujuetarras otorgaron a este monarca como señor y rey en la entrada a Pamplona. Explica el catedrático que, a pesar de que se escapa de su epígrafe, incluye en su estudio la escultura monumental de la cabecera románica, debido a su escasa presencia y poca relevancia. Martínez de Aguirre se adentra en un estudio  pormenorizado de cronologías y dataciones. Un regalo para exigentes y estudiosos del edificio. Compara, disiente y acuerda opiniones para resolver con sus propias investigaciones. Adorna con citas históricas relevantes que ayudan al lector a ubicarse en el tiempo que ocupó la edificación de este magnífico  templo-fortaleza.

Lo relaciona con Jaca y apuesta por la influencia de este en el de Ujué, a pesar de su reconocida rusticidad. Compara su cabecera de tres ábsides y decoración epidérmica con la - que fue original - de San Pedro, reconociendo, incluso, relaciones con otras de entorno jaqués como San Adrián de Sasave o Santa María de Iguacel. Desglosa otros espacios como son: la torre, en origen románica, a la que clasifica como no militar, la nave gótica, a pesar de haber surgido como resultado de la demolición de la románica, una bella nave, única y cuya construcción se relaciona con la de San Cernin de Pamplona  (“suntuosa, delicada y refinada”) muy cuidada la hora de elegir sus arquitectos, lo que produce unos  elegantes espacios en las naves del sotacoro y el Paso o Ándito, obra llevada a cabo al levantar el muro occidental del exterior, lo que le da ese aspecto peculiar al conjunto edificado de Ujué, provoca el espacio que circunda la iglesia, creando galerías y pasajes abovedados al atravesar los contrafuertes. Le atribuye una finalidad de carácter litúrgico, no militar a pesar de su aspecto.

Dedica también un tiempo a los espacios: “Colegio”, construcción  que nació por deseo de Carlos II, con vocación de establecer un centro universitario y que no se llevó cabo por dedicar  recursos  financieros a otras necesidades; al Claustro Gótico, y la Casa del Prior, con su interesante y atípica estructura de cubierta lignaria. El apartado sobre la construcción y la cronología de la nave gótica es una profusión de datos y hechos que relacionan casas reales (Champaña y Evreux) con su paso por este emblemático lugar, cuyo mecenazgo queda plasmado en los escudos heráldicos esculpidos en las claves de las bóvedas. Una magnífica planimetría, fotografías y reconstrucciones “virtuales” acompañan el estudio.

El cuarto estudio es de la doctora Clara Fernández-Ladreda, en el capítulo "Artes figurativas medievales", dentro de este apartado la autora reconoce cuatro ejemplos de  estas artes, dos de Románico: la imagen de la Virgen de Ujué y los capiteles de la cabecera (a los que no se va a referir debido a su escaso número y ya estudiados por J. Martínez de Aguirre); y dos de gótico, la escultura monumental de la nave y las pinturas murales del coro. Como ya queda dicho, la escultura de la nave  única, así como los muros que la sustentan son ya de claro estilo gótico. Son abundantes en temática y presencia, ubicadas en el exterior (las dos portadas, claves del pasadizo exterior de la nave) e interior (capiteles de la nave y sotacoro; estatuas en el pretil…). En cuanto a la temática hay escenas de caza y temas religiosos veterotestamentarios. Vinculadas en anteriores estudios al claustro de la catedral de Pamplona, la profesora apuesta por su vinculación al apostolado de San Pedro de Olite. Pasa por todas y cada una de las cestas de los capiteles de la nave, haciendo una especial llamada de atención sobre la belleza de la cara de un joven con la cabeza cubierta y con dos barriles colgado de su cuello.

No quedan sin su comentario las claves de la bóveda  del sotacoro en la que se encuentran  escudos de priores, abades y el de la casa real  de Navarra con dos palomas aludiendo a la etimología del nombre “Ujué”. Entre ellos la única representación conjunta de Navarra-Francia que nos ha llegado, además de otros motivos como son el Tetramorfos, la Virgen, el ángel con rosa…, las que relaciona con otras análogas del claustro de Pamplona. Al hablar de los ángeles ceroferarios del pretil del coro, su hipótesis los vincula al testamento de Carlos II el Malo.

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Completa su estudio iconográfico con las esculturas de la portada meridional en cuyo tímpano resalta una bella epifanía sobre escenas de la última cena. Un conjunto de capiteles de cestas corridas y de claro carácter gótico rematan los baquetones de esta portada. Una mención especial le merece la ornamentación que el pasadizo perimetral aloja. Abundante, localizada en las claves de bóvedas y ménsulas con un tetramorfos muy destacable. Repara y describe la colección de bustos que se hallan en este espacio.

Muy didáctica en el estudio de los peinados  y su diferenciación por manos de distintos maestros (distingue hasta cuatro). En cuanto a la pintura mural del coro, resalta la importancia de las últimas  obras de restauración gracias a las cuales se han podido recuperar estas pinturas, de las que ya se conocía su existencia. Se trata de la imagen de La Virgen con el Niño, encuadrada y diferenciada de la siguiente escena: el encuentro de los tres caballeros vivos con los tres muertos. Por su estilo, las relaciona con Italia y Francia y con algunos ejemplos hallados en la geografía nacional, dando a todo este conjunto un carácter funerario.

El final de su estudio se lo dedica a la talla románica de la Virgen, patrona de este recinto: Santa María de Ujué, a la que considera como la talla más perfecta y genuina sede sapientiae, caracterizada por la absoluta deshumanización (la Madre no toca al Niño en ningún momento) y perfecto hieratismo románico. En la talla (de madera, posteriormente cubierta de plata) destaca la descripción de sus ricas vestiduras, de sus pliegues en zig-zag y los escudos - de plata sobredorada y plata - que complementan el trono de la Madre. Esta ornamentación heráldica, la profesora Ladreda, la relaciona al monarca Carlos II de Evreux quien recibió de su madre, Juana II,  este territorio. 

Un curioso artículo es el que lleva a cabo el profesor Pablo Ozcáriz Gil sobre Estudio de los grafitos. En Ujué, así como en los templos próximos de La Oliva, o el claustro de la Catedral de Pamplona, se han descubierto marcas de canteros. En este caso se han llegado a estudiar hasta sesenta, de diferente calidad  e importancia. Éstas, dice el profesor Ozcáriz, no deben confundirse con los grafitos, ya que estos no son inscripciones seriadas y formalizadas, sino que son hechas por gente que trabaja en la obra o por personas que la han visitado. La localización y su accesibilidad es la clave para poder diferenciar unas de otras. Incluso en algún caso se sobreponen. La técnica más usada para realizarlos es por incisión con punzón y a mano alzada, aunque hay algún otro instrumento, menos usual. Los ubica en los atrios, o en las portadas, pero en realidad los ha descubierto por muchos y variados lugares. Su temática es muy variada y va desde los nudos entrelazados, muy elaborados, pendones, escudos, cruces, animales ó flores, a trazos muy primarios, no identificables hoy en día.

El autor los justifica como expresiones libres y puntuales de los creadores ya sean  por devoción religiosa (fieles, peregrinos) o como bocetos de un plano o de un proyecto por parte de los constructores. En todo caso un reflejo curioso, próximo a las expresiones culturales de la época.

Los tres artículos siguientes son estudios exhaustivos de las reformas llevadas a cabo en el complejo edificio. Son monografías  muy técnicas con valoraciones anteriores y posteriores a los trabajos realizados en los que sus autores detallan  todas y cada una de las reformas emprendidas y los daños que las justificaban.

También significativo es el capítulo "Intervenciones en el edificio desde el siglo XVI hasta 1942, de Teresa Alzugaray Los Arcos.

Muy documentado y completo. Pormenoriza en las dependencias: El templo, capilla mayor, las capillas y altares, coro, claustro, santa Ana, aljibe, cementerio, hospital, casa vicarial, casa decimal, campanas, torres, reloj, plaza y Zulumbetu  y describe todas las modificaciones llevadas a cabo en este periodo de tiempo, ya sean por obras de mejora como por funcionalidad del espacio, ya sean por arreglos de deterioro, como para darles nueva utilidad a los lugares.

El artículo siguiente empieza donde acaba el anterior retomando la “Restauración desde 1940 hasta 2000", de Amaia Porta Aizpuru y Leopoldo Gil Cornet. Del mismo modo hacen un estudio casi inventariado  de las piezas y espacios restaurados en esta  campaña.   

Y el tercero, “Restauración de Santa María de Ujué, 2001-2004” de Leopoldo Gil Cornet y Alicia Huarte Huarte, donde se explica con detenimiento desde el análisis  para la acometida del proyecto, su ejecución, sus fases, sus problemas y sus éxitos.  Para ello ordenan cronológicamente las etapas de dicha actuación.

Una vez más, y en todos ellos, la planimetría y las fotografías aportadas son de una ayuda inestimable para el lector poco introducido en el tema. Además, gracias a ellas se pueden apreciar los magníficos resultados.

El artículo de Javier Roldán  Marrodán ”Intervención en la carpintería gótica” se trata de un preciso y técnico, pero claro y bien planteado, trabajo de recuperación de una galería exterior adosada a uno de los muros. Esta característica  hacía que su deterioro fuera manifiesto, a pesar de las capas de aceites y pinturas protectoras que a lo largo del tiempo se le habían dado. Su empeoramiento, claramente diferenciado  por las distintas calidades de las maderas empleadas en su construcción. Otro dato importante a tener en cuenta a la hora de restaurar fue también las pérdidas volumétricas (por parásitos) que tuvieron que ser repuestas. El tratamiento fue terminado con pinturas de carácter protector.

En "Tratamientos del exorno", de Blanca Sagasti, y Alicia Ancho Villanueva, se trata de volver dar luz y color a todos los objetos,  elementos decorativos y murales, que van embellecer más esta restauración  multidisciplinar  que llega a su fin. Las restauraciones siguen un método establecido por Viollet le Duc que “primaba a potenciar lo medieval, eliminando todo aquello que no lo era”.

Tratar y recuperar el ajuar de esta iglesia ha sido una labor concienzuda. Hay documentación que avala la posesión de hasta once retablos y un conjunto de lienzos ornamentales que en su día fueron depositados en la casa parroquial, o entregados por sus clérigos como pago a trabajos de mejora y adecuación.

Algunos, afortunadamente, localizados en iglesias cercanas, palacios, etc. A veces desmontados y otras veces con piezas perdidas o diseminadas. En lo que a Románico se refiere, cobra especial interés la recuperación de la reja románica, que conserva restos de policromía, y con la se ha cerrado la pequeña hornacina que alberga el cofre con el corazón de Carlos II así como los comulgatorios que se localizaban en el presbiterio. Dedicación especial ha merecido la restauración de la magnífica talla de  la Virgen de Ujué. Labor complicada  no solo por su inestimable valor histórico sino por que al ser una Virgen que mantiene un gran fervor popular ha sido constantemente trasladada para que no dejara de recibir las visitas de sus fieles en días señalados. En la intervención se ha podido analizar la talla de madera en la que se han apreciado hasta once capas de policromía además de los constantes enriquecimientos de joyas y coberturas de oro y plata (salvo las caras y las manos de ambos) como prueba del gran culto y devoción que profesaban a esta Virgen. Estas partes, no cubiertas, son las que daban muestra del mayor deterioro. Tanto la madera, los metales de oro o plata, sus soldaduras, han sido objeto de restauración dotándole  a la imagen de un nuevo brillo  elevando su dignidad.

La restauración de un objeto curioso, como lo es el cofre en el que se guarda el corazón de Carlos II, llena un apartado de este capítulo. El cofre a su vez estaba metido dentro de una caja de madera polícroma que prácticamente ha llegado intacta hasta nuestros días. No así el cofre contenedor que sufrió varios traslados y ubicaciones  desde la muerte del rey. La restauración ha consistido en una sencilla  limpieza y nuevo pintado.

Ficha de la obra

Santa María de Ujué

Coordina: Mª Rosario Lazcano Martínez de Morentin

Autores: Varios 

Edita: Fundación Para La Conservación Del Patrimonio Histórico  De Navarra (F.C. P.H.N.)

ISBN 978-84-614-8990-9

Año de Edición 2011

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El segundo trabajo a reseñar es "Ujué, la montaña sagrada". El libro que nos ocupa, escrito por el profesor de la Universidad de Navarra Carlos Martínez Álava, es una obra nacida bajo el patrocinio de Fundación para la Conservación de Patrimonio Histórico de Navarra y como consecuencia de las excavaciones y restauraciones llevadas a cabo durante casi una década en el emblemático complejo iglesia-fortaleza-castillo–santuario Santa María de Ujué. Dirigido a un gran público amante del arte y de la historia, su contenido está trufado de datos históricos, leyendas y cronología que centran al lector en el tiempo y  espacio de este magnífico edifico que ha llegado hasta hoy. Son claras y necesarias las explicaciones vertidas sobre su especial ubicación geográfica, característica  esta que justifica y  acredita por sí misma los acontecimientos históricos y demográficos que van a hacer de este “nido de águilas” un reducto vital y superviviente al paso de la historia y sus moradores.

Basándose en los estudios realizados con motivo de la última campaña de excavaciones (2001-2010), el autor pasa a describir sus espacios, construcciones y dependencias, contrastando, a través de una gran aportación de fotografías, el paso del tiempo y los nuevos hallazgos.

El protagonista absoluto de su obra es el santuario mariano y su titular La Virgen de Ujué, en cuyo entorno y bajo su influencia ha hecho crecer una población; ha atraído grandes peregrinaciones y ha albergado en su interior a familias reales. Su culto sigue siendo hoy motivo   de  visitas  al lugar.  .

Fue esta zona reducto geográfico que conservó el euskera, justificando por esto el nombre que aparece en el  relato de su leyenda fundacional (Uxua, Ushoa, Uxue, en castellano, paloma). El lugar fue atacado, ocupado, visitado y protegido a lo largo de la historia por monarcas, priores y abades. Todos, en medida de su poder o del tiempo que lo ocuparon, han dejado su impronta en las construcciones y reformas que allí realizaron. Es de destacar el paso de Sancho Ramírez quien, agradecido  por el reconocimiento  que de su realeza hicieron los ujuetarras, les otorgó fueros y construyó la cabecera románica -a lo que el profesor Martínez Álava dedica unas páginas muy  interesantes-. Esta cabecera y la imagen de la Virgen son, casi, los únicos vestigios que de románico quedan en el templo. No así en estilo gótico, ya que  tras vivir un periodo de relativo anonimato, hasta el siglo XIV, otro monarca revitaliza y potencia el lugar con su presencia: Carlos II de Evreux, el Malo. Son numerosas sus intervenciones en el recinto durante su presencia. Esto justifica el hecho de que al morir el rey dudara en qué lugar depositar sus restos, tal y como explica el profesor Martínez, y decidiera dejar su corazón entre los muros de este recinto sagrado. A estas dependencias góticas le dedica gran espacio e importancia en  el libro.

Toda la obra está apoyada en gran número de fotos y reconstrucciones virtuales de los edificios y de sus fases constructivas que aportan al lector una información útil y complementaria a los textos. Un práctico glosario cierra esta amena y próxima obra que hemos tenido en nuestras manos y de cuya lectura  hemos disfrutado.

Ficha de la obra

UJUÉ, La montaña sagrada

Serie: Aproximaciones, Nº 5

Autor: Carlos J. Martínez Álava

Edita: Fundación Para La Conservación Del Patrimonio Histórico  De Navarra (F.C. P.H.N.)

I.S.B.N. 978 – 84 – 614 -8907-7 

 

Por Lola Valderrama 

 

 

 

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