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48. THEOTOKOS, LA MADRE DE DÍOS
© FRANCISCO JAVIER OCAÑA EIROA

El Arte Románico generó una hermosa y prolífica estatuaria de carácter monumental, pero muy poca escultura de bulto redondo, aunque la existente se comportó iconográficamente del mismo modo que lo hacían la de los tímpanos, pórticos y capiteles.

Theotokos significa “la Madre de Dios” en lengua griega (θεος - Dios y τοκας - madre), que era el título con el que los primeros cristianos denominaban a María. Orígenes, hacia la mitad del siglo III, fue el primero que utilizó la expresión. El esmalte consiste en la aplicación de color a las piezas metálicas que le sirven de soporte y lecho. Su confección es a base de materiales pulverizados, como el plomo, sílice, o bórax, que mezclados con distintos óxidos metálicos van a proporcionarle el brillante color que lo caracteriza. El óxido de hierro daría el color rojo, el antimonio, plomo, y plata proporcionarían el amarillo, el cobalto agregaría intensos azules, el cromo incrementaría las distintas tonalidades de verde.

No tuvo representación en los albores del cristianismo porque no se empleó la representación de imágenes, aunque sí dos siglos después. Obedeció el cambio al deseo de recurrir a la efigie como medio de interpretación y visualización. Tropezó al principio con rechazo por tratar de corporalizar la idea en ídolos, interacción del mundo clásico, y equiparación a las esculturas de los dioses y emperadores del mundo romano. San Justino las refería como: “fruto de la imaginación de los poetas”.

Pronto hubo más tolerancia teológica y libertad artística a causa de una mayor madurez doctrinal. A finales del siglo III sólo obtenían rechazo las que ofrecían connotaciones claramente paganas. Después del año 313, con Constantino como legalizador de la fe cristiana, se abre el enorme abanico del arte cristiano.

Las imágenes marianas más antiguas hay que buscarlas en las catacumbas después del siglo III con la representación de la Virgen sentada con el Niño en el regazo. En el siglo. VII la Theotokos se extendía ya por todo el orbe cristiano. Todavía había de superar la iconoclasia del siglo VIII para que se instalara definitivamente en la iconografía cristiana.

La Theotokos se incorpora al nuevo mundo formal solucionando brillantemente la lucha entre lo trascendente y lo orgánico con formas sencillas, llenas de gracia y armonía rústica, como demuestran los modelos de las imágenes románicos conservados.

Tuvo gran proliferación debido a: su barato coste, fácil reproducción, escultura seriada de fácil copia, importancia concedida al presidir los altares mayores, devoción mariana de la época, presencia en todas las pequeñas capillas rurales o por la atracción humana, representativa de la imagen madre.

Llenó Europa en los siglos XII y XIII de pequeñas tallas de madera con pocas variaciones en su iconografía, pero con una fuerza más de simple imaginería que de valor escultórico. Bajo el fenómeno artístico se ocultaba un fenómeno teológico inducido de enorme devoción Mariara desencadenada por las personalidades del momento.

La oferta de los imagineros era grande. Iban de pueblo en pueblo ofreciendo sus imágenes. Si bien hay obras de encargo, rara vez se conoce el nombre del artista. Eran productos de fácil y rápida colocación debido a los factores antes mencionados. Muchas se constituían en copias de ermitas cercanas, pero que hilvanaban la continuidad histórica de generaciones, pues compartían sus vidas, y a la vez, se trataba de vírgenes milagreras aparecidas a pastores y niños del pueblo, o al hortelano que la descubre en la tierra escondida tras la invasión árabe, o halladas en fuentes, cuevas y páramos.

Uno de los factores del éxito radica en la leyenda milagrosa de sus hallazgos, pero también por la forma física en que estaban resueltas. Traducen admiración, afecto del corazón cristiano por su Niño, que es Dios, como complicidad diaria humanizada por la biología materna del parto, la crianza y su preocupación; aparte de la familiaridad en la disposición de poseer en el regazo al Hijo, cuestión de común receptación por cualquier madre.

Imágenes románicas de la Theotokos en el museo de la catedral de León


La mayoría, junto con el Hijo, están coronadas, como circunstancia de la realeza del árbol genealógico humano de Cristo, consecuentemente al título teológico de Reina, ya otorgado por Justiniano. La constatación de Regina se establece cuando Gregorio IX manda cantar la Salve Regina en todos los templos de Roma los viernes después de Vísperas. También en 1135 Pedro el Venerable lo había impuesto a los monjes de Cluny en procesiones claustrales. San Bernardo la nombra continuamente como: Soberana y Señora. No se debe olvidar la gran nominación en himnos marianos: Ave Regina Coelorum, Regina Coeli laetere.

Sostienen, generalmente, las imágenes románicas de nuestra intención una esfera entre los dedos, a modo de manzana del Paraíso, como atribución redentora del pecado, segunda Eva, dentro de la más pura doctrina tradicional. El Niño puede aparecer en simetría o asimetría con la Madre, y portar un libro en representación figurada de la Ley, del Evangelio, del libro de la vida, de la palabra y de la redención. A veces sujeta una esfera como indicación de la totalidad, de la perfección.

Es un prototipo que aparece en el mundo románico plena de madurez y rigor, que irá desgranando en miles de imágenes que hoy custodian como verdaderas joyas los museos de Cataluña, León, Astorga, Valladolid, Palencia, como resumen esquemático de un fenómeno explosivo en la historia del Arte Románico español, y que la fácil enajenación ha mermado considerablemente. Todavía en las obras existentes podemos contemplar el mundo vivo de las Theotokos medievales, aquellas ante las que rezaron nuestros antepasados, y que languidecen las salas museísticas a la espera de la fiesta del pueblo, cuando los lugareños las recuperan y ponen en el altar mayor de su iglesia, recobrando así el lugar que los siglos le habían otorgado.

01.- Causas de su aparición
02.- Modos, estudios y maneras
03.- La unidad medieval
04.- Herencias y realidades
05.- Un mundo en expansión
06.- Circunstancias y variaciones del nombre "Arte Románico"
07.- Atracción y deleite
08.- La España del Arte Románico
09.- Promotores y mecenas
10.- Artista y artesanos
11.- Clasificación del Arte Románico
12.- El Primer Arte Románico
13.- El Segundo Arte Románico
14.- El Tercer Arte Románico
15.- Las escuelas regionales
16.- El monasterio: Fundamento y desarrollo
17.- La arquitectura monacal
18.- La arquitectura
19.- Del buen cálculo de la obra
20.- El muro
21.- Los ábsides
22.- Las bóvedas
23.- El altar
24.- Las iglesias porticadas
25.- El claustro I
26.- El claustro II
27.- La puerta
28.- El tímpano
29.- Las portadas
30.- Los puentes
31.- El Pórtico de la Gloria
32.- La escultura I
33.- La escultura II
34.- Monstruos y animales
35.- Las sirenas
36.- Maiestas Domini y Tetramorfos
37.- El Agnus Dei
38.- La Psicostasis
39.- La Dextera Domini
40.- El crismón
41.- La mujer adúltera
42.- La pintura
43.- Las pinturas del Panteón Real de León
44.- La pintura en los altares
45.- Orfebrería
46.- Esmaltes
47.- Eboraria
48.- Theotokos, la Madre de Díos
49.- Libros iluminados: los Beatos
50.- A modo de conclusión

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