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35. LAS SIRENAS © FRANCISCO JAVIER OCAÑA EIROA |
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El Arte Románico impulsó la representación escultórica de sirenas en su doble formación de aladas y marinas, como herencia del conocimiento que de ambas tenía del mundo clásico.
La sirena es un mito literario griego que aparece por primera vez en la Odisea. En ella Ulises se hace encadenar al mástil del barco para oír el canto de las sirenas costeras, después de mandar a los tripulantes de su nave que no atiendan sus peticiones de desatarlo, si lo reclama. Así aparece representado por primera vez en la iconografía de un vaso griego. el héroe griego, encadenado al mástil del barco con tres sirenas a su alrededor.
En la representación se puede leer la palabra sirena, que tiene cabeza de mujer y cuerpo de ave, en una formación muy parecida a la de las arpías, de las que es muy difícil diferenciarlas dependiendo de su mayor o menor perversión, de la posesión de pechos o no, formas muy sutiles.
La simbología de esas figuras estaba condensada como una atracción hacia la perdición, signo del engaño que atraía a los navegantes a la costa para después devorarlos. El mito y simbología llega hasta la actualidad en el dicho de "oír cantos de sirena", como sinónimo de embaucamiento.
Dice el Physiólogo del siglo V, uno de los bestiarios más antiguos: " El moralista enseña que las sirenas son crueles; que viven en el mar, que los acentos de sus voces son melodiosos, y que los viajeros quedan prendados de ellas hasta el punto de precipitarse en el mar, donde se pierden. El cuerpo de estas encantadoras es el de una mujer, hasta los senos; el resto recuerda al pájaro, al asno o al toro" A continuación aplica la moralidad negativa de las sirenas.
Pero no es la única representación que existe de ellas en el mundo antiguo porque también aparecen con cola de pez a partir del siglo VI en el "Liber Monstruorum de Diversis Generibus", donde se puede leer "Las sirenas son doncellas marinas, que seducen a los navegantes con su espléndida figura y con la dulzura de su canto. Desde la cabeza hasta el ombligo, tienen cuerpo femenino, y son idénticas al género humano; pero tienen las colas escamosas de los peces, con las que siempre se mueven en las profundidades".
Puede, pues, anotarse la dualidad de representación de las sirenas, que comenzaron a ser aladas en la literatura griega de la Odisea y se transformaron después en marinas en el mundo latino. Después, el Romanticismo habría de asegurar casi como única forma la alada, y disminuiría la representación de la marina.
Mezcladas aparecen en el Bestiario de Pierre de Beauvais de 1206: " Hay tres clases de sirenas: dos de ellas son mitad mujer y mitad pez, y la otra, mitad mujer y mitad ave".
![]() Sirenas. Claustro de Silos. |
El valor moral definitivo acerca de las sirenas lo vamos a encontrar en Brunetto Latini en el año1220: "... lo cierto es que las sirenas fueron tres meretrices que engañaban a todos los que se cruzaban en su camino y los arruinaban. Y dice la historia que tenían alas y garras en representación de Amor, que vuela y hiere; y que vivían en el agua, porque la lujuria está hecha de humedad".
Nada mejor que represente el engaño y la precaución para exhibirlas en las portadas de las iglesias, en los capiteles de los claustros y ante cualquier otra visión pública. La iconografía servía una vez más para la representación de vicios y virtudes que se interpretaban según las necesidades de los que trataban de fustigarlas con los medios a su alcance. Era un caso perfecto de simbolismo clásico procedente de los Bestiarios adaptado a las necesidades de la época, al cristianismo medieval que reacomodaba los mitos antiguos.
Yo diría que no habría iglesia, portada o centro eclesiástico que se preciase que no tuviera alguna representación de una sirena, como ocurría con los grifos. Si algunas tuviéramos que citar, lo haríamos comenzando por la gran variedad que de ellas exhibe el claustro de Silos, como si los monjes fueran los más proclives al engaño, apareciendo después a lo largo de todo el Camino de Santiago. Pero de especial relevancia y sutileza son las realizadas por el maestro Mateo en el Pórtico de la Gloria.
Es una de las imágenes plásticas más reconocidas y más agradecidas del mundo medieval, porque a pesar de conocerlas todos los escultores, su representación va a estar fijada por la habilidad de los mismos, de modo que podríamos pasar de la excelsas representaciones de los edificios citados a la jugosidad de los modelos ruralizados.