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17. LA ARQUITECTURA MONACAL
© FRANCISCO JAVIER OCAÑA EIROA

El Arte Románico gozó de su máximo esplendor en el momento en que también lo hacían los monasterios, de ahí que muchas veces se confunda al Arte Románico con el realizado en los monasterios, cuando la realidad es que hubo muchas catedrales, canónicas e iglesias rurales que no eran cenobios.

Hay que entender al monasterio como una agrupación de edificios y construcciones destinados al uso religioso y común de quienes los habitaban. Si se puede entender la arquitectura como un modo de vivir, la monacal prueba perfectamente esa intención, ya que responde a las necesidades y modos de quienes los promovieron y ocuparon, porque la arquitectura es la expresión racional del espacio que se ocupa, en esta caso eclesiástico y monasterial.

Los monasterios eran los conjuntos más grandes de las edificaciones medievales, salvando las distancias con los recintos de tipo defensivo que debían acoger a las multitudes que lo necesitaran en los determinados momentos de protección solicitada.

Los modelos arquitectónicos de los cenobios mantenían unas formas muy repetidas hasta hoy en día, dado que las necesidades de los monjes siguen siendo fundamentalmente las mismas, aunque con algunas variantes según las órdenes y los cambios introducidos desde entonces.

Habrá en ellos, antes y ahora, mejor dotación de las piezas más relevantes, lo que ahora se denominarían zonas nobles, como eran la iglesia, el claustro y la sala capitular. En el resto se adecuarán los espacios con respecto al planteamiento y los fines de pobreza y humildad, frente al lujo y esplendor de lo exterior. Todo deberá indicar que se está en un lugar de oración perpetua, en las condiciones espirituales dictadas por la práctica del evangelio.

Logran en su construcción una planimetría de magnífica distribución en la adecuación a lo propio y lo necesario. Superan grandes dificultades que resultan evidentes, como lo son: el replanteo de los cimientos, la proyección de los muros, la cubrición de los tejados. el diseño de las bóvedas, la coronación de las cornisas, el encuentro de los hastiales, etc.

La iglesia era la pieza clave que, por evidencia, debería constituir el centro de su atención debido a las necesidades litúrgicas que en ella se debían realizar. El lugar de más uso y frecuencia de reunión de la comunidad. No siempre fue la primera construcción, pues a la arribada de los monjes primaba el cobijo de los recién llegados, pero inmediatamente puestos a la labor de construir el templo.

En su lado sur se instala el claustro, espacio articulador de todas las dependencias del monasterio. Era de forma cuadrangular, simétrico y ajardinado con cuatro pandas que permitieran la circulación anular, a veces con un lavatorio en una esquina y pozo central. Fue el lugar ideal de meditación, punto de encuentro, silencio y plegaria. Podía haber más de uno con diferentes denominaciones según su uso: regular, procesional, hospedería, enfermería, portería.

Distribución de las dependencias de un monasterio cisterciense

La sala capitular se situaba en la panda este del claustro. Era utilizada para actividades de reunión oficial de la comunidad, lugar de impartición normas por el abad, debates propicios de disciplina, costumbres del momento, instrucciones espirituales y confesiones públicas. Estaba cubierta por bóvedas y tenía acceso directo desde el claustro. Encima se situaban parte de los dormitorios.

La sacristía era pequeña. Estaba cerca de la iglesia y pegada al claustro. Era el lugar de vertimiento de los presbíteros y espacio donde se guardaban los libros y objetos litúrgicos.

En la biblioteca se guardaban los libros de instrucción. Tenía acceso restringido por peligrosidad de algunas publicaciones tachadas de herejes y paganas,. Los filósofos de la antigüedad daban mucho miedo a los monjes, y convenía una cierta preparación para poder consultarlos.

El refectorio era donde comían los monjes. Era diferente para los monjes y los conversos, así como el coro. Estaba situado en la panda sur frente a la iglesia, entre las dependencias subsidiarias de la cocina y el calefactorio. De espacios altos y abovedados, tenía que ser muy amplio para dar cabida la gran cantidad de monjes que en algunos monasterios debía acoger. En su alargamiento destacaba el púlpito del lector, al que se accedía por una escalera embutida en el muro.

La cocina estaba comunicada con el refectorio de monjes y con el de los conversos. De proporciones considerables, debería tener acceso exterior para el avituallamiento. Los restos de las que quedan en pie muestran unas enormes chimeneas interiores con un gran tiro vertical.

En el calefactorio se calentaban los monjes. Existía como necesidad en la defensa contra los rigores del clima como abrigo y secador de ropas húmedas, a la vez de lugar de aseos particulares, como el corte del pelo y la barba.

El dormitorio estaba en la parte alta del edificio, sobre el calefactorio, que hacía de calentador hipocáustico al modo romano. Muchos monasterios conectaban el dormitorio con el transepto de la iglesia por una puerta superior, que por una escalera de descenso alcanzaba el coro con comodidad y fluidez.

La cilla eran los almacenes y zonas administrativas. Solía estar situada en la panda oeste, con accesos al exterior para el avituallamiento. También en esa panda podían estar la escuela de novicios, la hospedería, los establos, etc, dependiendo del monasterio.

La arquitectura cisterciense realizó cambios de acuerdo con los postulados de sencillez y pobreza que San Bernardo había inducido como nuevas formas de arquitectura y vida. Las fábricas carecerían de ornamentación, sin escultura ni pintura, con vidrieras incoloras. Alternarían la situación del refectorio, que lo harían perpendicular al claustro, no como los benedictinos benitos donde era longitudinal. Introducirían sistemáticamente el arco apuntado y la bóveda de crucería, y la fuente en el claustro, delante del refectorio como elemento de higiene.


01.-Causas de su aparición
02.- Modos, estudios y maneras
03.- La unidad medieval
04.- Herencias y realidades
05.- Un mundo en expansión
06.- Circunstancias y variaciones del nombre "Arte Románico"
07.- Atracción y deleite
08.- La España del Arte Románico
09.- Promotores y mecenas
10.- Artista y artesanos
11.- Clasificación del Arte Románico
12.- El Primer Arte Románico
13.- El Segundo Arte Románico
14.- El Tercer Arte Románico
15.- Las escuelas regionales
16.- El monasterio: Fundamento y desarrollo
17.- La arquitectura monacal
18.- La arquitectura
19.- Del buen cálculo de la obra
20.- El muro
21.- Los ábsides
22.- Las bóvedas
23.- El altar
24.- Las iglesias porticadas
25.- El claustro I
26.- El claustro II
27.- La puerta
28.- El tímpano
29.- Las portadas
30.- Los puentes
31.- El Pórtico de la Gloria
32.- La escultura I
33.- La escultura II
34.- Monstruos y animales
35.- Las sirenas
36.- Maiestas Domini y Tetramorfos
37.- El Agnus Dei
38.- La Psicostasis
39.- La Dextera Domini
40.- El crismón
41.- La mujer adúltera
42.- La pintura
43.- Las pinturas del Panteón Real de León
44.- La pintura en los altares
45.- Orfebrería
46.- Esmaltes
47.- Eboraria
48.- Theotokos, la Madre de Díos
49.- Libros iluminados: los Beatos
50.- A modo de conclusión

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