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7.
Las Cruzadas. 2ª Parte © Pablo Becerra Iturgaiz |
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Las diversas campañas militares cristianas dirigidas contra el Islam, organizadas insistentemente por el Papado, en estrecha colaboración con las monarquías y la nobleza feudales, no solo imprimieron carácter distintivo al siglo XII en Europa occidental sino también ejercieron una puntual y exótica influencia en el arte Románico pleno y sobre todo tardío. Este vínculo entre Cruzadas y arte Románico queda reflejado en los siguientes parámetros:
A lo largo del siglo XII, el marco geográfico del arte Románico, desde su gestación y hasta finales del siglo XI ceñido exclusivamente a la mayor parte del occidente europeo, registró una expansión por el Próximo Oriente de la mano de los estados cruzados. Estas entidades feudales, aunque débiles y amenazadas constantemente por el Islam, importaron de Europa Occidental el lenguaje formal románico con posterioridad al año 1099, haciéndolo propio y reinterpretándolo como expresión artística periférica, eminentemente militar y marcada por numerosos orientalismos de origen islámico. Evidencias de la difusión del arte Románico por el Levante mediterráneo se encuentran en la iglesia del Santo Sepulcro de Jerusalén (Israel) o determinados sectores de la imponente fortaleza hospitalaria del Krac de los Caballeros (Siria).
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Iglesia de San Juan Duero (Soria). Perteneciente a la Orden de San Juan de Jerusalén. |
Influyen en la iconografía de la escultura y la pintura románicas, ya que, determinan el éxito de temáticas específicas ajustadas a los intereses de la Iglesia para encender y azuzar el espíritu de cruzada en la sociedad feudal europea occidental. Testimonio referencial de esta relación es el tema de Pentecostés, representado en el tímpano de la portada occidental de la abadía de Sainte-Madelaine de Vézelay (Borgoña). A pesar de que la datación actual de la obra escultórica apunta a un paréntesis cronológico comprendido entre 1125 y 1130, el tema se relaciona con la predicación de la 2ª Cruzada de 1146 al asistir a la representación del envío de los individualizados Apóstoles a difundir el mensaje cristiano por el mundo, después de recibir simbólicamente el Espíritu Santo de las manos de un Jesucristo resucitado.
El siglo XII, como consecuencia directa de la Primera Cruzada, asiste a la fundación de las primeras órdenes de caballería, colectivos religiosos masculinos dirigidos con carácter personalista por Grandes Maestres que aúnan el ideal ascético monástico (votos canónicos de pobreza, castidad y obediencia) con el espíritu caballeresco medieval como defensor del oprimido, de Tierra Santa y en suma de la Cristiandad frente al Islam. A lo largo del siglo XII y estrechamente relacionadas con las tres primeras cruzadas se fundan cuatro importantes instituciones religiosas de caballerías:
Creada en 1099, tras la toma de la ciudad de Jerusalén por el ejército de Godofredo de Bouillon, con el objetivo preferente de proteger el Santo Sepulcro de Jerusalén. El rey Balduino I de Jerusalén (1100-1118), hermano de Godofredo, fue quien la dotó oficialmente de su primer reglamento.
Fundada oficialmente en 1113 por el Papa Pascual II (1099-1118), mediante la Bula “Geraudo institutori ac praeposito Hirosolimitani Xenodochii” y confirmada por el Papa Calixto II (1119-1124). Sus miembros adoptaron la regla de San Agustín, el hábito negro y una cruz blanca de ocho puntas, alusión a las ocho bienaventuranzas. Su misión fue primero hospitalaria (atención médica a los cristianos que habían peregrinado a Jerusalén), pero desde el gobierno de Raymond du Puy, segundo Gran Maestre de la Orden, tomó un carácter militar. Centralizada en la ciudad de Jerusalén desde su fundación, en 1142 se trasladó a la fortaleza del Krac de los Caballeros (Siria) desde donde se administró la Orden hasta 1187, año el que, a raíz de la rendición de Jerusalén ante el sultán ayubí Salah ad-Din, se trasladó a San Juan de Acre (Israel).
Fue fundada en 1120 por nueve caballeros franceses liderados por Hugo de Payens y su objetivo original era proteger las vidas de los cristianos que peregrinaban a Jerusalén tras la Primera Cruzada. El Patriarca de Jerusalén, Garmond de Picquigny, les concedió la regla de los canónigos agustinos del Santo Sepulcro. Aprobada oficialmente por la Iglesia de Roma en el Concilio de Troyes de 1129, la Orden del Temple creció rápidamente en tamaño y poder. Los Caballeros Templarios empleaban como distintivo una capa blanca ornamentada con una cruz roja. Los miembros de la Orden del Temple se encontraban entre las unidades militares mejor entrenadas que participaron en las Cruzadas. Los privilegios de la Orden fueron confirmados por los Papas Inocencio II (Bula “Omne datum optimum” de 1139)), Celestino II (Bula Milites Templi de 1144) y Eugenio III (Bula Militia Dei de 1145) contribuyendo a la formación de una extensa y completa base jurídica. Entre sus privilegios cabe destacar su autonomía institucional respecto de los obispos, su exclusión de la jurisdicción civil y eclesiástica y el derecho a construir fortalezas e iglesias propias. Tuvieron un protagonismo destacado en la Segunda Cruzada, protegiendo al rey de Francia Luis VII de las derrotas militares registradas ante los turcos selyúcidas.
Constituida en el cerco de San Juan de Acre (Israel) en 1190, durante la Tercera Cruzada, por nobles de origen alemán. Inicialmente fue una organización caritativa que ayudaba a los peregrinos y a los enfermos cristianos, pero, a partir de 1198, fue reorganizada como una institución militar a semejanza de templarios y hospitalarios. Sus estatutos fueron confirmados oficialmente por el Papa Celestino III en 1192.
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Notre-Dame la Grande de Poitiers |
Estas instituciones religioso-militares, consolidadas por su autonomía y sus prebendas, generarán, tanto en Tierra Santa como en Europa Occidental, durante el siglo XII y principios del siglo XIII, sin excepción una demanda de carácter específico, implementada en el románico pleno y tardío, y cargada de orientalismos. Sirva de referente de lo afirmado en el ámbito geográfico hispánico los restos del monasterio hospitalario de San Juan de Duero (Soria) o la iglesia de la Vera Cruz de Segovia, obra vinculada con reservas a la Orden del Santo Sepulcro de Jerusalén.
Las cruzadas estimularon un intercambio cultural entre los miembros de las expediciones militares dirigidas a Tierra Santa y las castas dirigentes del Imperio Bizantino durante las dinastías imperiales Comneno (1081-1185) y Ángel (1185-1204), interesadas en frenar el imparable avance del Islam por su frontera oriental y por lo tanto colaborador necesario y frecuentemente desleal en la organización de estas empresas. De este modo, determinados miembros de la nobleza y del alto clero occidentales entraron en contacto y fueron subyugados por el lenguaje artístico bizantino de la Segunda Edad de Oro, cuyas fórmulas, al retorno de muchos de los cruzados a sus lugares de origen, fueron en gran medida importadas y adaptadas a las tradiciones de Europa Occidental. Sirva de testimonio de esta influencia el denominado románico cupuliforme, corriente arquitectónica románica tardía de intenso sabor bizantinizante al recurrir sistemáticamente a las cúpulas, semiesféricas o gallonadas, sobre pechinas y tambores como sistemas de cubierta, a las plantas de cruz griega, etc. que se materializa en proyectos artísticos tan singulares como los de Poitou (Saint-Front de Perigueux, Notre-Dame la Grande de Poitiers, Saint-Pierre de Angouleme, etc.)